Dania Virgen García
En el año 1980 el octogenario Fidel Castro inauguró un sanatorio especial
para pacientes enfermos con VIH-Sida situado en el reparto ¨Los Cocos¨ de
Santiago de las Vegas.
¨Hasta los primeros días del mes de abril de 2015 hay un aproximado de 22
mil 600 infestados vivos¨.
Desde la inauguración hasta los años 2000-2002, las condiciones de vida
eran de primera.
Recordaremos que en aquella época no se podía hablar de un paciente con
esta enfermedad, al igual que de los gays. Eran discriminados hasta por sus familias.
Aunque en la actualidad ya son menos las personas que los rechazan.
Iniciaré la comparación del trato especial que les daban a los enfermos por
aquellas fechas, con el de la actualidad:
El sanatorio tenía pacientes confiables y no confiables. Los primeros
podían salir de pase los fines de semanas, los segundos una vez cada cinco días
con una enfermera como acompañante, desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la
noche.
Antes los pacientes permanecían obligados en la clínica luego que fueran
detectados. Los que violaban esta orden iban a parar a prisión por propagación
de epidemia. No podían resistirse al ingreso, aunque sus familias le ofrecieran
las mejores condiciones para vivir.
Fue pasando el tiempo y esto se fue yendo de las manos al régimen. La
promesa de los cuidados especiales fue disminuyendo, provocando un aumento en
la contaminación del virus.
Actualmente hay cientos de pacientes que viven en la calle, duermen en las
orillas de la playa y costas, en los parques, en los bancos de los policlínicos,
terminales, hospitales, y funerarias. Comen de la basura, y de lo que puedan,
sea robando, o asaltando.
Incalculables es el número que solicita refugio en el sanatorio. Son
negativas las respuestas para algunos, ¨tienes que tener una enfermedad grave,
pues aquí no se aceptan pacientes con problemas sociales¨.
Los que llevan tiempo, la dirección ha intentado en varias ocasiones de
desalojarlos a la fuerza, pero ellos no lo han permitido. Los pacientes
recuerdan que al principio la atención médica era favorable. A todo el que
entraba le hacían un chequeo médico en general. En la actualidad solo se
realizan análisis de sangre.
En los primeros tres meses se les inyectaba interferón y factor de
trasferencia cada dos días, en el presente se extinguieron los medicamentos.
Las consultas eran rutinarias aunque el estado de salud estuviera estable,
ahora ha mermado, el paciente tiene que acercarse al médico.
Los medicamentos estaban al 100% para todas las características. En la
actualidad los pacientes tienen que compran los medicamentos en las farmacias
de la calle o a los revendedores a sobre precio. La cimetidina solo se indica a
pacientes ingresados.
Los médicos ya no se ocupan de los enfermos, les dicen que el hospital
(sanatorio) está lleno, ¨ no tenemos medicamentos ni para sus enfermedades¨.
Las enfermeras ahora trabajan en las áreas hasta la cuatro de la tarde.
Describiré la alimentación en calidad y cantidad: al principio la comida se
elaboraba con muy buena calidad, tenía un buen aspecto, la cantidad era al
gusto del paciente, había un servicio de vales donde se hacía a la hora del
desayuno, almuerzo y comida, que incluían las proteínas.
Ejemplo, en la mañana daban jamonada de la buena, jamón, queso, croquetas y
huevos, en el almuerzo y comida, no faltaba la carne o el pollo, en las
meriendas, helados, confituras, dulces, refrescos, leche, yogurt etcétera.
Existía un grupo de pacientes que se cocinaba su propia comida. A un
costado del almacén de vivieres había una bodega donde podían comprar sus
alimentos semanales.
En la actualidad todo ha sufrido una metamorfosis general, afirman los
pacientes que hay una sola variedad de
comida, la elaboración es agua, sal, y sin condimentos, el contrato con la
grasa desapareció.
En el horario de la comida: huevos revueltos en agua, la cantidad de
carbohidrato (arroz) es para alimentar a un niño de seis meses de nacido.
Las dietas tienen desajuste, los pacientes que no pueden comer huevos,
pescados, o embutidos, no se le sustituye por otro alimento, es por eso que el
centro presenta enfermos con desnutrición severa. El médico indica refuerzo,
pero no hay.
La higiene pésima.
El centro posee capacidades que están separadas para pacientes que
necesitan aislamiento con otras enfermedades contagiosas ambientales:
tuberculosis, escabiosa, candidiasis, y otras. Pero no se lleva a cabo, juntan
a los pacientes no contagiado frente a un contagiado. La separación es de dos
metros de distancia, puerta con puerta, teniendo el riesgo de contagiarse.
Igualmente hay capacidades para los enfermos con trastornos mentales e
impedidos físicos. No todos son admitidos.
Actualmente existen pacientes con tuberculosis. Aproximadamente 40
infestados.
Tanto en las prisiones como en la calle hay un sin número de pacientes
infestados que no se sabe la exactitud. De cualquiera de las tres formas de
infestación, decenas y decenas de enfermos trasmiten la infección por dinero,
amenaza o entre bandas callejeras.
En el caso de las prisiones, a los contagiados lo unen con los no enfermos,
algunos advierten su enfermedad pero los militares carceleros no hacen caso a
la información.
Los infestados en prisión, ¨no todos ¨ inescrupulosamente lavan la mente a
otros presos para trasmitirle la infección cobrándoles 30 cuc moneda
convertible, cajas de cigarros, ropas, zapatos, u otros artículos por cada cuc.
dania@cubadentro.com