Dania Virgen García
Hay delitos de militares con presos y luego los presos son los que
cargan la mayor culpa. Es el caso del preso Roberto Muchuli Negret.
El 18 de diciembre de 2006 se
rebelaron contra sus jefes los
militares que cuidaban el
principal cordón de la posta de la prisión El Manguito, en Santiago de Cuba.
Dichos militares se dedicaban al contrabando de marihuana y alcohol con los
presos.
Los militares, en estado de embriagues y frustrados por sus vidas
miserables, junto a otros presos planearon fugarse con sus AKM, para irse
ilegalmente del país. Entre ellos se encontraba Roberto Muchilí.
En esa fuga, en combate fallecieron
dos militares. Uno de ellos se nombraba Yoelvis Albelo Delgado.
Buscaron un chivo expiatorio. Sacrificaron al preso Muchilí, alegando que
él les había lavado el cerebro a los soldados. En aquel entonces le faltaban
cuatro meses para salir de libertad condicional. Fue condenado a cadena
perpetua.
El juicio se celebró dentro de un teatro en el centro penitenciario de la
prisión de Boniato. Fue un teatro dentro de otro.
El preso no tiene familia que reclame su caso.
El General Marcos Antonio Hernández Álcala, alias el Nazis, quien dirige la
Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones en la Habana, de vez en cuando
visita las prisiones cubanas para asegurarse y observar con sus propios ojos
que los presos sufren y están en mal estado físico y sicológico.
El 5 de febrero del presente año, visitó la prisión, se dirigió al preso
Muchili y burlonamente le preguntó: “¿Quién tú eres?”
El preso le contestó: “Soy el caso de
la prisión del Manguito al que
condenaron a cadena perpetua”.
Cínicamente, dijo el General: “Ah….a
ti te dieron varios tiros”.
El preso contestó: “No, fui involucrado
injustamente”.
De inmediato dijo el General: “Tú
eres el autor de los hechos donde mataron a dos combatientes”.
El preso dijo: “No, a mí me usaron
como chivo expiatorio, y soy un preso
viejo, sin familia ni dinero para sustentarme”.
El preso que no sabía con quien hablaba, le preguntó quién era, y él en
forma de burla le dijo: “Soy el general
Nery”.
Luego lo amenazó diciéndole que no podía enviar carta a nadie y tampoco
comunicarse con periodistas independientes y contrarrevolucionarios.
El 17 de mayo, visitó la prisión el anterior jefe de la prisión Emilio
Cruz, que por sus méritos de torturador, ocupa un cargo en la Delegación de
Prisiones de la provincia. Fue directamente a amenazar de muerte a Roberto
Muchilí, y le dijo que todos los presos involucrados en el caso de él serán
beneficiados menos él, y le advirtió que si se atrevía a revelar la verdad, le
iban a propinar una golpiza inolvidable.
Este preso lleva más de 30 años en cautiverio, durante los cuales ha
sufrido más de una treintena de golpizas. Una vez, de una patada le arrancaron un testículo, y le
sacaron dos dientes de un tubazo. Le han rotos
más de 10 veces los brazos y piernas, le han hecho vomitar sangre,
defecarse y orinarse.
Padece de varias enfermedades crónicas, pero no le dan atención médica, ni
medicamentos.
dania@cubadentro.com