Dania Virgen García
Esta es la verdad sobre el preso común Yosvel Román
Ramos, miembro activo de la Unión Patriótica Cubana, (UNPACU). Aquí está su
testimonio.
¿Qué es un preso común? ¿Acaso no es todo aquel que se
encuentra privado de libertad?, sin embargo, me adelanto a los dictadores y les
digo que sí, yo soy un preso común. Pero lo que me diferencia y me distingue
dentro de la población penal, es que me opongo abiertamente al régimen
dictatorial, que tiene sumido en el dolor a nuestro pueblo.
Desde muy joven logré comprender que las cosas de mi país
no estaban bien. Considero que hasta un niño es capaz de darse cuenta,
pues los niños, al cumplir los 7 años,
quedan privado de un alimento tan vital como la leche. ¡Qué ironía! José Martí lo dejó bien claro: “los niños son
la esperanza del mundo”.
Desde muy joven caí en prisión. Por aquel entonces, mi
rebeldía estaba mal encausada. No obstante, a medida que me fui adentrando en
los asuntos de la oposición interna, fui concentrando mi energía en la lucha
abierta contra los abusos cometidos dentro de las prisiones en que me he
encontrado.
A consecuencia de este drástico cambio y forma de
pensar, recibí severas e injustas
condenas y severas torturas físicas y sicológicas. Tanto fue así que
encontrándome en libertad condicional, en el año 2002, fui acusado el 10 de
diciembre de haber hecho dos llamadas telefónicas, al jefe de sector de mi
localidad, amenazándolo de que lo iba a matar.
Siendo una gran mentira, ante la injusticia que se estaba
cometiendo conmigo, me les evadí del Hospital de San Cristóbal, en aquel
entonces en la provincia de Pinar del Rio, pero tanto era el ensañamiento de
los esbirros de la dictadura con mi persona, que le dijeron a mi difunta abuela
que había una orden de tirarme a matar, que era mejor que me entregara, que mi
problema se iba a resolver. Mi abuela, por preservar mi vida, y que el problema
se resolviera lo más rápido posible, me entregó, pero como ellos son los padres
de la mentira, lo que me estaban preparando era otra jugada.
Así fui sancionado a un año de privación de libertad por
evasión.
Tan solo estuve cuatro meses de libertad y empezó esta
larga cadena de causas injustas que
tenían preparadas de antemano. En el año 2003 fui nuevamente enjuiciado
por el supuesto delito de desorden penitenciario. Fui sentenciado a otro año de
privación de libertad. Todo por exponer ante mis compañeros de reclusión una
verdad suprema: las constantes violaciones de los derechos humanos.
En el 2004 fui vuelto acusar por el delito de desórdenes,
cuando socorría a un recluso herido por una riña tumultuaria. La sentencia fue
de cinco años y cuatro meses. Trascurrieron tres años, donde me mantuve firme
en mis convicciones. Por ello, en el 2007 recibí una brutal golpiza por el
capitán Jorge Cruz, jefe de orden interior del penal 5 y Medio, en la provincia de Pinar del Río. Tan grande es la
desfachatez del mal llamado sistema de justicia cubano, que se me acusó de
atentado y desacato y fui sancionado a tres años de reclusión, y transferido
nuevamente para la prisión de Taco Taco.
En el año 2008, en la prisión mencionada, por no querer
cubrir mi cuerpo con el vergonzoso uniforme color gris con los que visten a los
presos, fui agredido y golpeado hasta soltar
sangre por el capitán, Duarte Toledo, jefe de orden interior. Por mi
familia acusarlo en fiscalía militar y, yo no querer retirar la causa, me
involucró en menos de un mes, en una nueva causa con el opositor Juan Miguel
Valdez Mayor, que estaba siendo golpeado con ensañamiento, y fui nuevamente
acusado, esta vez por un tribunal
militar. Me condenaron a seis años por desorden penitenciario.
Con todo lo que me
hacía la policía política y los militares de las prisiones, no podían hacer
cambiar mis ideales. Dicen que los que no claudican tienen que estar siempre
preparado para pagar el precio. Por todo eso es que nunca han dejados de
hacerme daño física y sicológicamente.
Después de cinco años de la última causa, en el 2013, me
volvieron acusar de desorden en la prisión de Guanajay, Mayabeque, donde me encuentro ahora. Por qué
cogen frente a mi celda en el pasillo central Un pedazo de lata que se
encontraba en el pasillo central, frente a mi celda, dijeron que servía para una agresión. Fui
sancionado a otro año más por desorden.
Si existe alguna diferencia entre causas comunes y causas
políticas, entonces hace mucho que Yosvel Román Ramos dejo de ser preso común.
Es por ello que en mis exigencias por mi
libertad inmediata me he declarado varias veces en huelga de hambre. De hecho,
en una de ellas pasé 78 días, lo que me provocó una hepatitis C y una gastritis
crónica. En ese estado fui brutamente golpeado y me lanzaron varias veces
contra la pared, a pesar que mi cuerpo apenas se sostenía. Esta hazaña la
cometió el capitán Ramón Miranda, jefe de orden interior del
penal Kilo 8, en Pinar del Rio, mientras vociferaba que “a los contrarrevolucionarios singados lo que había era que colgarlos”.
Es tan grande el ensañamiento contra mi persona que me
han sacado lejos de mi provincia con el objetivo de que en esas prisiones
de régimen severo, me sigan torturando
físicamente, y maltratar a mi familia en viajes largos y difíciles.
La asistencia médica que he recibido por mis enfermedades
ha sido pésima: llevo años en espera de tratamiento.
La mano de hierro de los militares dentro de las
prisiones contra los presos contestatarios, la he sentido de manera implacable.
No obstante, mis pensamientos políticos, son más lúcidos que nunca, pues ahora
sí están bien encausados.
En el año 2008 pasé a formar parte del Partido
Democrático 30 de noviembre-Frank País, en el cual realicé infinidad de
actividades. Tuve el privilegio de ser
el vocero de los huelguistas de la prisión de Kilo 8, en protesta por la muerte
del incansable luchador Orlando Zapata Tamayo, misión encomendada por Michel
Suárez Cruz, preso político, y por Rafael Suarez Aviló, miembro del Partido 30
de noviembre.
Para estar en contacto directo con la oposición en la
calle, en el año 2012 dejé de ser parte del 30 de noviembre y entré en las
filas de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), dirigida por José Daniel Ferrer.
Sobre todas las cosas mi posición ha sido denunciar todos
los abusos, torturas, actos degradantes e inhumanos que cometen los carceleros, y despertar en la población
penal, el sentimiento de rechazo al régimen de los Castros, y la conciencia de
que todos los cubanos podemos hacer uso de nuestros beneficios contemplados en
cada artículo de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
Mi sanción por delitos comunes ya la extinguí, ahora me enfrento a otros 10 años y seis
meses como sanción conjunta por supuestos delitos que considero inaceptable.
Sobran testigos que confirman que no he sido otra cosa que una víctima más de
este régimen, puesto que la oposición cubana se encuentra bajo el zapato de
hierro de una dictadura avasalladora, donde no tienes derecho a nada, sin
libertad de palabra o pensamiento, sin protección judicial ni constitucional,
con tanto abuso, torturas y asesinatos.
Por lo tanto, me considero secuestrado dentro de una
prisión por el régimen que nos oprime.
dania@cubadentro.com