Dania Virgen García
Los represores de la policía política dentro de las
prisiones en conjunto con los carceleros, suelen utilizar como paramilitares a
presos comunes condenados por asesinato, violación, pederastia y otros delitos
por los que cumplen condenas de más de 20 años para que agredan a los presos
políticos.
Esa táctica de utilizar a presos contra presos, está
dirigida a intimidarlos para evitar que den informaciones a la prensa
independiente.
Mantener el orden implantando el terror, las torturas
sicológicas y físicas, es su principal objetivo. Luego se limpian las manos
como Poncio Pilatos, montan un teatro para
hacerle creer a los demás reos que no tienen que ver con esas agresiones.
A los reos que utilizan para estas agresiones, los
premian con beneficios tales como pabellones conyugales, visitas de estímulos,
pases con permisos especiales, y el adelanto al régimen de mínima severidad que
puede ser en un campamento o asentamiento penal.
Debido a esto, corren peligro las vidas de varios presos políticos y contestatarios que se
encuentran en distintas prisiones y
campamentos de todo el país. Entre
ellos, Eduardo Gamboa Suarez, de la prisión la disciplinaria Kilo 9, provincia
de Camagüey, el cubano americano Carlos Alberto Pereza Ávila, quien lleva más
de cinco meses en una celda de castigo de la prisión de Quivicán, provincia
Mayabeque, y otros presos que he
mencionado en otras informaciones.
Por otra parte, se supo que el militar que golpeó
salvajemente a Yasser Rivero Boni, el carcelero Alcides se encuentra trabajando
en el área la incrementada conocida por el 47, de la prisión del Combinado del
Este.
A su madre, Yaquelin Boni, en una entrevista que tuvo en
la Fiscalía Militar Central, con el jefe de la institución el teniente coronel
Julio Cesar, un mayor y el que está llevando el caso, le dijeron que el militar
está bajo investigación hasta que Medicina Legal diagnostique si las lesiones propinadas
son graves y con peligro para su vida, que hasta que el médico que lo operó no
le dé el alta médica, no pueden decidir, por lo que el militar tiene que
continuar trabajando en la prisión.
El preso político Ramón Alejandro Muñoz González, también
fue víctima de una golpiza propinada por el militar Alcides.
Las golpizas de Alcides han dejado incapacitados física o mentalmente a varios
presos, hecho que es conocido por todos los oficiales del MININT que han
trabajado con él.
dania@cubadentro.com