Dania
Virgen García
Desde la prisión de régimen especial Agüica, en la provincia de Matanzas, Lázaro
Pie Pérez, presidente del Movimiento por
los Derechos de los Presos “Pedro Luis Boitel y Orlando Zapata Tamayo”,
denunció la corrupción de los carceleros y de los jefes del centro
penitenciario.
El pasado 5 de mayo descubrieron en dicha prisión a
varios carceleros involucrados en el tráfico de estupefacientes y bebidas
alcohólicas con los presos disciplinas y chivatos.
El 1er Tte. Cintra, que atendía los pabellones y el
salón de público, tenía negocios con los reclusos para la introducción de
drogas. También estaban involucradas las sub oficiales Yaneysis y Magalis, que
son las encargadas de las requisas a las mujeres y de revisar las javas en las
vistas. Conocimiento de todo esto tiene el reeducador Maikel Toledo, quien
según la fuente, recibe algunos obsequios.
Los reclusos implicados fueron
Wilfredo la Guardia con 110 pastillas de gravinol, traídas por su
esposa, que él botó porque ella no le trajo las 200 que estaban previstas; Pedro Sardiña Rodríguez,
con dos frascos plásticos de carbamazepina, traída por su esposa apodada La
Negra, la cual trabaja en el Hospital de Cárdenas, en la misma provincia, como
pantrista, y quien tiene la facilidad de conseguir dichos sicofármacos; Lino
Vega, quien entraba ron ligado con
refresco de cola.
Rolando Gribello López, alias el Pinto, disciplina del
destacamento seis, donde se encuentra la fuente, era el encargado de recoger el
dinero y pagarle 10 CUC a Cintra. Además es quien realiza el tráfico de las
pastillas a otros pisos. Mantiene fuertes vínculos de negocios con el
reeducador Maikel Toledo. El preso fue conducido a una celda de castigo para
ser desintoxicado sin levantarle una causa. Lleva dos años haciendo negocios
con los carceleros.
El jefe de la prisión, el Tte. coronel Emilio Cruz
Rodríguez, tiene conocimiento del
tráficos de estupefaciente, y ampara a sus subordinados. Autoriza la venta de los sicofármacos y
bebidas alcohólicas.
El capitán Orestes, del control interno, fue expulsado de la prisión por el Tte.
coronel Emilio, por corrupción, junto a su esposa Yanet, quien recibía regalos
para que no dijera nada sobre el trafico de medicamentos. Ninguno de los dos
fue sancionado.
Los carceleros reciben una caja de cigarros para que
los presos pasilleros o los disciplina, como el Pinto, puedan mover el tráfico
y permitan los juegos prohibidos.
Los sub tenientes Víctor, del destacamento 5, y Maikel Toledo, del destacamento 6, se
dedican a visitar los domicilios de los presos para cobrar las deudas de juego,
que suelen ser de entre 10 y 20 CUC. Por
ir a los hogares, los reeducadores reciben 5 CUC.
Varios presos solicitaron latas de pinturas y salfuman
para los pestilentes baños, y turcos, a sus familiares para el destacamento
seis, como el preso Hernández Torriente alias el Charol, que pidió cuatro latas
de pinturas a sus familias y le robaron dos. El reeducador Maikel fue quien
recibió la mercancía.
Pie Pérez es constantemente amenazado por los
carceleros y paramilitares. Le han advertido que le darán una puñalada “si continúa informando a la
contrarrevolución”.
La doctora Yenisey le ha negado los medicamentos y la asistencia médica.
Lázaro Pie padece de diabetes tipo dos. Tiene que ser
atendido por un especialista en
oftalmología porque está perdiendo la vista. El médico le ha manifestado que no
le va a recetar ningún medicamento ni va ser atendido por ningún especialista
por ser un contrarrevolucionario, que se puede morir, que ella está autorizada
por el jefe de la prisión, por Fidel y Raúl.
dania@cubadentro.com