Dania
Virgen García
Desde San Nicolás de Bari, Mayabeque, el opositor Lino
Amaya recoge el testimonio de un preso fugitivo del campamento “Dulce María
Escalona”, en Río Seco, Güines, que anteriormente era una escuela de enseñanza
media en el campo.
En la noche del día 19 de agosto se fugó Osvaldo López
Díaz, de 36 años de edad, sancionado a tres años de prisión por el delito de
peligrosidad social.
El fugitivo refirió a la fuente que los reos en ese
campamento son obligados a trabajar
largas horas en labores agrícolas y chapeando caña. El salario es de
16.00 pesos moneda nacional al mes. No poseen medios de protección física,
muchos tienen que trabajar descalzos. La comida es incalificable, y con mal
olor. En el desayuno solo dan un pedacito de pan y agua con azúcar.
No tienen médico, solamente llega uno una vez por
semana, y su trato es pésimo. El enfermero es un recluso que los medicamentos
inyectables en la gran mayoría de los casos los cambia por agua. Los
medicamentos de los presos tienen que mandarlos a comprar en las farmacias
porque no los hay en el campamento.
Los colchones se hallan en tan mal estado, que los
reos prefieren dormir en el suelo. El dormitorio es caluroso y está lleno de insectos y ratas.
El agua es poca y no tienen comunicación telefónica.
Los funcionarios de orden interior los tratan como
perros, los ofenden y los amenazan con devolverlos a prisión.
Cuando salen de pase tienen que caminar seis kilometro
para llegar al asentamiento más cercano, que es Rio Seco.
El beneficio de la libertad condicional nunca les
llega a los preso a tiempo: puede demorar
varios meses, y hasta un año.
dania@cubadentro.com