Aimée Cabrera
Los cubanos que
deciden reunir con mucho esfuerzo una suma de dinero para ir de vacaciones a
los centros existentes para los turistas nacionales se enfrentan a la
marginación a que son considerados por no ser extranjeros.
“Mi hija cumplió 15 y lo único que pidió fue
estar una semana con su familia en una casa en la playa. Describir aquel lugar
es penoso. Si a eso se le puede llamar casa en la playa. Cuando nos la
entregaron estaba sucia, el baño desbaratado, no había agua, y al precio de 35
CUC por día, fue una desilusión para nosotros, una gran falta de respeto”-comenta la madre aún
sorprendida.
Cuando los cubanos
intentan insertarse en estos centros de hospedaje o recreativos chocan con la
amarga realidad de ver
cómo el servicio es más caro pero mucho mejor para quienes vienen provenientes
de otros países o son cubanos residentes en el exterior, categoría también
privilegiada, con respecto a quienes viven
en su patria de manera permanente.
Una crítica ante
lo considerado como una marginación apareció en el Trabajadores del 23 de
julio. Una mujer quiso visitar con su familia el centro turístico de Guamá,
ubicado en la Laguna del Tesoro y no pudieron entrar porque la entrada costaba
5 CUC por persona.
Comentaba en su
misiva también, como el servicio gastronómico de la base de campismo donde se
hospedaron no estaba acorde el precio con la ración. Un lugar que la fascinó de
niña, se convirtió ahora, en un sueño inalcanzable para ella y su familia.
Temas como estos
no son analizados por las Comisiones de la Asamblea del Poder Popular. Mucho
menos que el cubano que pueda, viaje como turista a otro país, por qué no, a
ver las Olimpiadas por ejemplo, o alguna
otra oferta como hacen tantos millones de personas en el mundo. “Confórmate con que te marginen, si tienes
un poco de dinero, sino quédate en tu casa hasta que te caiga encima”
parece ser entonces el slogan que va a la par de los marginados en su propia
tierra.
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