Dania
Virgen García
La espera de la aprobación de una licencia extrapenal
o la libertad inmediata de un preso
enfermo es casi inalcanzable.
Muchos permanecen meses y hasta
años sin tener una respuesta. Otros
mueren, a veces de desnutrición, que complica su enfermedad. Algunos,
desesperados, no aguantan más y se suicidan.
Enfermos crónicos o en fase terminal, que no son aptos
para vivir en prisión, están a la espera en destacamentos, en celdas de castigos, y en las enfermerías de
las prisiones. Muchos fallecen allí.
En muchos casos, las autoridades, para salvar su
responsabilidad, aparecen de inmediato cuando el reo está agonizando con la
licencia extrapenal, o la libertad inmediata.
Las presa políticas y Damas de Blanco, Niurka Luque
Álvarez, quien tiene una enfermedad de epilepsia desde niña, y Sonia Garro, que
se halla en celda de castigo desde hace más de una semana, con padecimientos de
los riñones, están presas injustamente en la prisión de mujeres del Guatao.
El reo Yaser Rivero Boni, quien se halla en la prisión
de Ariza, Cienfuegos, refiere que el reo Pedro Alfonzo Madera, de 48 años de
edad, cumple una sanción por lesiones, pero su estado de salud lo convierte en
una persona no apta para vivir en prisión. Es diabético, asmático y padece de
desnutrición severa. Ha estado ingresado en varias ocasiones por la falta de
medicamentos, y de alimentación adecuada. La prisión ha presentado la licencia
extrapenal por cuarta vez, y el tribunal se la ha denegado.
En la misma prisión, se halla el reo Rafael Villalobos
Roque, de 42 años de edad, sancionado a 8 años de privación de libertad. En
octubre de 2011 se le detecto un nódulo en el riñón derecho. Debido a la falta
de medicamentos en la prisión, y asistencia médica no pudo seguir el
tratamiento. El pasado 3 de julio le realizaron un ultrasonido, donde se
observó que el nódulo mide 122x70x68 mm, con una parénquima de aspecto quístico
que mide 53x49.4mm. Villalobos padece también de cataratas y diabetes. Para no
concederle la licencia extrapenal, las placas y los resultados de los
ultrasonidos fueron desaparecidos del resumen de su historia clínica.
Edith Cortés, residente en San Juan Bosco, numero 31,
entre Barreto, y Corral Falso, refiere que su hijo Rafael Díaz Cortes, de 26
años de edad, quien padecía de ataques epilépticos, sancionado por el delito de peligrosidad social,
falleció en la prisión conocida como El Pre de Villa Clara, adonde fue
trasladado de la prisión 1580. Afirma
que en la prisión 1580, los guardias le
propinaron una golpiza severa, a consecuencia de la cual comenzó a presentar
dolores de cabezas muy fuertes. Su madre se quejó en la prisión, y en la
Dirección de Cárceles y Prisiones (15 y K), para que le realizaran un
encefalograma, sin obtener respuesta. Los médicos y enfermeros lo único que le
recetaban era duralgina inyectable, varias veces al día.
Luego de tres meses con fuertes dolores de cabeza, fue
trasladado para la prisión de Villa Clara, el Pre, donde permaneció tres
meses sin atención medica. Finalmente,
quedó ciego. La madre volvió a quejarse
en la Dirección de Cárceles y Prisiones, y Rafael Díaz, fue trasladado para el hospital. El 29 de
junio Edith Cortés se dirigió al hospital después que le comunicaron que su hijo iba a ser operado.
Afirma la madre que su hijo se encontraba mal atendido, con fiebre alta, tirado
en la cama de la sala en estado de coma, sucio y con mal olor. Falleció el
pasado 30 de junio, luego de sufrir dos paros respiratorios.
Un reo nombrado Eduardo, de 27 años de edad, de la
prisión Valle Grande, se suicidó el 25
de julio. Lo hallaron ahorcado a las
cinco de la mañana, en el destacamento 6. Afirman varios presos que no quisieron dar sus nombres por
temor a represalias, que se hallaba
desnutrido, y con serios problemas de salud.
Casos como estos abundan en todas las prisiones de
Cuba. Médicos, jefes, funcionarios de orden interior, conjuntamente con los
tribunales, y la Dirección de Cárceles y Prisiones, son los responsables de estas muertes. Muchas
de ellas son ocultadas, y a los familiares les
mienten acerca de las circunstancias en que se produjeron.
dania@cubadentro.com