Dania
Virgen García
El domingo 12 de agosto, desde horas bien tempranas de
la mañana, esta reportera fue el objetivo de un operativo de la policía
política en el que intervinieron dos motos y un carro patrullero de la
Seguridad del Estado, con cuatros policías, dos de ellas mujeres, vestidas de
uniforme, no de la policía, y el carro del oficial de la Seguridad del Estado
quien se hace llamar Camilo, y otro llamado Víctor.
Un vecino me avisó en dos ocasiones de que tenía
vigilancia policial a cuatro cuadras de mi casa. Horas más tarde, el carro del Teniente
Coronel Camilo, quien estaba acompañado por otros tres oficiales, fue parqueado
detrás de la secundaria básica “28 de septiembre”.
Yo tuve que salir, ya que me dirigía a Miramar a
buscar un pescado que me tenía guardado la vice presidenta del Frente Cívico
Femenino “Gladis Núñez Villalta” y bibliotecaria independiente, Caridad Montaña
Fernández, quien vive en calle 110, numero 308, entre 3ra y 3ra A.
A pesar del operativo, no me detuvieron a la salida de
mi casa, sino que me secuestraron frente a la vivienda de Caridad. Cuando me
iba a bajar del almendrón donde iba, se abalanzaron sobre mí varios oficiales
de la Seguridad del Estado, uno de ellos mostrándole el carnet del DSE al
chofer.
Me bajaron y me montaron en el carro patrullero. Fui
grabada durante todo el camino con una cámara de videos (supongo que una de las tantas que roban) por
el oficial Camilo, como si yo fuera una peligrosa terrorista.
Me condujeron para la Unidad del Departamento Técnico
de Instrucción (DTI), situado en Avenida Acosta, La Víbora, en el municipio
Diez de Octubre. Allí también se me grabó un video hasta que me llevaron para
una oficina, donde se encontraban cuatro oficiales de la Seguridad del Estado,
entre ellos el oficial Víctor.
Minutos después fui trasladada para una celda. Me
quisieron obligar a ponerme el uniforme de preso, a lo cual me negué.
La intención de este operativo fue desaparecerme por
un tiempo. Durante la detención, el oficial Camilo estuvo todo el tiempo interesado
en que no pudiera utilizar el celular; ordenó que se me quitara, pero tuve
tiempo de enviar un mensaje de aviso de mi detención a varias personas, por lo
que les salió muy mal la jugada que tenía preparada la Seguida del Estado
contra mí.
La unidad policial tiene 18 celdas subterráneas. No
tienen ventilación, son muy húmedas, no se sabe cuándo es de día o de noche.
Las cucarachas caminan por el piso y las paredes. No permiten hacer llamadas telefónicas.
Desde que se entra en estas celdas estás incomunicado totalmente. A los detenidos no les permiten nunca salir
al sol. Tienen que comer dentro de las celdas, sentados en el piso.
De las 18 celdas había ocupadas 17, con 40 presos, la
mayoría por delitos de robo con fuerza, y con violencia. Todos van a parar a
prisión preventiva. A ninguno la fiscalía nunca les solicita fianza.
En una de las celdas se encontraba un enfermo mental.
Junto a mí se hallaba una detenida por jugar a la bolita, quien era licenciada
en enfermería. Desde el año 2007 dejó el trabajo. También estaban presos su
esposo y su cuñado. Llevaba más de 26 días encerrada sin ver a su hijo.
Varios detenidos gritamos “abajo Fidel y Raúl”, “abajo
la dictadura” y “vivan los derechos
humanos”. Cuatro reclutas que se encontraban de guardias intentaron darles
golpes a los presos que gritaron conmigo, pero yo les advertí que si los
golpeaban iban a salir por la Internet como torturadores, y parece que eso los
intimidó.
Perdí el conocimiento en la tarde del día 13 por unos
fuertes dolores de cabeza que tenía desde el día anterior. No acepté ir al
hospital, ni recibir asistencia médica. Tampoco acepté ningún tipo de
medicamento.
El 14 a las doce del día, me entrevistó el Teniente Coronel
Víctor de la Seguridad del Estado, quien me amenazó por la divulgación de las
informaciones sobre las prisiones. Media hora más tarde me entrevistaron dos
instructores, el Teniente Coronel Águila y el Capitán José Carlos, quienes me advirtieron
que sería llevada a prisión por la difusión de
noticias de las prisiones y al respecto, me hicieron un acta de
advertencia. Finalmente fui puesta en libertad en la tarde del martes 14.
dania@cubadentro.com